Carta al Presidente de Cuba

Te llenas la boca hablando de ahorro, de disciplina, de control pero lo único que se ahorra en este país es la paciencia.

Amenazas con cerrar negocios privados aunque sus dueños puedan pagar la electricidad. ¿Tú escuchas lo que dices? O mejor: ¿tú entiendes el nivel de absurdo que sale de tu boca?

El país entero vive entre apagones, mosquitos y basura, y tu solución es castigar a los pocos que aún trabajan, producen y dan empleo. Es como hundir el único barco que todavía flota porque gasta “demasiado combustible”.

Los negocios privados son los que han mantenido viva la economía que tu gobierno destruyó. Mientras las empresas estatales se pudren en la ineficiencia, son las mipymes las que generan empleo, comida y esperanza. Pero en lugar de apoyarlas, las vigilas, las amenazas y las asfixias con decretos, multas e inspecciones.

¿De qué “derroche” hablas cuando hay apagones de 20 horas? ¿Dónde está la corriente que el Estado dice administrar si ni siquiera puede mantener una termoeléctrica funcionando?

Los emprendedores compran sus plantas, pagan su combustible en MLC, mantienen empleados sin ayuda del Estado, y encima tienen que aguantar tus sermones de ahorro socialista.

Tú no diriges un país, diriges un apagón.

Apagas la economía, apagas las ideas, apagas la esperanza.

Y lo haces con el mismo entusiasmo con que posas barriendo basura frente a las cámaras.

Hablas de “controlar el derroche”, pero el único derroche aquí es el del poder.

El derroche de propaganda, de represión, de incompetencia.

El derroche de un gobierno que exige sacrificio mientras vive del lujo y la mentira.

Ciérrales los negocios si quieres, sigue reprimiendo, sigue apagando la luz.

Pero recuerda esto: cuando se va la corriente, la gente empieza a ver más claro.